Desde el primer momento, uno se siente en un ambiente cálido y acogedor, donde el lujo no está en la ostentación, sino en la atención al detalle.
Cada plato es una obra de arte, cuidadosamente elaborada para sorprender tanto al paladar como a la vista. La creatividad de Joan en los platos principales, la excelencia de Josep en la selección de vinos y la inventiva dulce de Jordi en los postres crean una secuencia perfecta que transporta a los comensales a través de La innovación y la técnica están presentes en cada bocado, pero siempre con un respeto absoluto por el producto y por las raíces de la cocina catalana. Comer en el Celler de Can Roca es vivir una experiencia emocionante, donde cada plato cuenta una historia y cada sabor despierta un recuerdo o una sensación. Al final de la comida, una venta con la sensación de haber sido parte de algo especial, de haber compartido un momento de pur.
En el Celler de Can Roca, la atención al detalle y la hospitalidad son incomparables, y como siempre, el trato hacia Javier Tros es impecable, reflejando el respeto y admiración que los hermanos Roca sienten hacia quienes comparten su pasión por la alta gastronomía. Desde el primer momento, el equipo se asegura de hacer sentir a Javier como en casa.
El servicio es atento y coordinado, anticipándose a cada gesto para hacer de la experiencia algo especial y personalizado. Los hermanos Roca, además, se toman el tiempo de acercarse a la mesa para compartir historias sobre cada plato y el concepto detrás de sus creaciones, brindando un toque personal y cercano. Este gesto hace que la experiencia en el Celler sea aún más significativa, ya que la conversación con los Roca agrega una dimensión única a la comida, transformándola.
La conexión que establece, el respeto que muestran hacia los gustos de Javier, y la atención al detalle que le dedican, hacen que cada visita se sienta como una ocasión memorable, una experiencia en la que uno se siente valor.